Lo hemos leído, también lo hemos
escuchado e incluso personas han dicho que los comienzos en la vida de un ser humano son positivos. Nos han llenado
de frases como 'comenzar es de muchos,
acabar es de pocos’ ‘comienza a vivir tú vida’ ‘cualquier momento es bueno para
comenzar’ ‘hay que comenzar con el pie derecho’ y nos han dado recetas infalibles
para ser de un principio una experiencia grata e interesante.
No crean, también me había
fijado sólo en lo bien que me hace sentir iniciar cualquier cosa, desde una
amistad, escribir en éste blog, hasta mi venta de empanadas y tacos fritos que acabo
de abrir afuera de mi casa. ¡Ah me va tan bien!
Consideraba que los comienzos sólo
se trataban de oportunidades perfectas para dar lo mejor, mis ganas, mis
ilusiones e intentar hacer algo nuevo que me trajera satisfacción.
Pero, hasta hace unos días pensé
en lo mal que nos puede hacer tener un comienzo. En su lado negativo.
Se han preguntado, ¿qué tiene de
agradable comenzar a sentir que una persona ya no es tan importante en tu vida?
O al contrario, que ya no lo seas para ella. ¿Qué tiene de bueno empezar a
creer que ya no eres joven y productivo? ¿Qué de provecho tiene iniciar a hacer
algo con lo cual no estás a gusto?
Porque a diferencia de la emoción
que causa lo positivo de un comienzo, lo
negativo está plagado de miedos, de insatisfacciones, de inseguridades y de incertidumbre
acerca del cambio gradual que se a vecina. Y es en esas situaciones en donde comienzas a caminar no con el pie derecho con el que deberías,
Quizá lo vea desde el lado
negativo porque no quiero comenzar a lavar la docena de ropa que tengo que
entregar para mañana…Definitivamente es eso.